martes, 8 de octubre de 2013

Nada.



Eso es lo que siento ahora. Nada. De repente un gran pánico, una oleada de rabia, un golpe en el estómago. Ganas de llorar. Y, por debajo de todo eso, una gran nada. ¿Qué me ha pasado? Qué desagradable no sentir. Como si no estuviera viva. ¿Se puede morir de dolor? Perdida. Como si no fuera yo nunca más.

Y tú. Me tratas como a una extraña. No hay esas palabras de cariño que había. ¿Lo estás haciendo por compasión? Porque si es así, no la quiero. Quiero que me necesites o que te vayas. No se puede querer a alguien a partir de la piedad. No quiero tu piedad. Quería tu cariño. Sólo eso y no está.

Esta mañana tenía miedo de saludarte. Miedo de no saber quién eres hoy. A quién me voy a encontrar cuando te hable. Y al final, eres el tú de ayer. Sin cariño de por medio. Un diálogo frío, como dos conocidos. El diálogo que podría tener con cualquier otra persona. Y no me atrevo a decirte que te quiero porque aún duele demasiado. No me atrevo a mirar tu foto y no me atrevo a buscarte. Aún duele demasiado. Has venido a tapar una herida que aún no había acabado de sangrar y ahora no sé cómo tengo que sentirme, cómo tengo que pensar. 

Las pesadillas siguen ahí. Te vas. Vuelves. Te vas. No me quieres. ¿Me has querido de verdad alguna vez? Ya no sé nada. Tengo ganas de llorar y me faltan lágrimas. O fuerzas. ¿Eres consciente del daño? No puedo ser la misma aunque quiera. Aún es pronto y tú no haces nada para que confíe... ¿Porque no sabes o porque te da igual? 

Y me preguntaste si tan mal estaba. Si te necesitaba de verdad. Seguro que te parece ridículo tanto dolor. Una exageración. Después de todo, apenas hace unos meses. La persona que más me conoce en el mundo suele decir que mis medidas no son las de la gente normal. Dice que es como si yo tuviera tres corazones. Dos más que el resto del mundo. Que cuando quiero, quiero por tres y cuando duele, duele por tres.

Ojalá pudiera arrancarme los que sobran y querer menos. Ojalá. Pero, ¿sería yo entonces? Sólo sé que quiero sentir algo y no sé ni por donde empezar. Quiero saber si me quieres. Que me quieras o te vayas. Aún no me creo que estés aquí. Así que si te vas ahora ni siquiera se reabrirá la herida. Ya está ahí.








No hay comentarios:

Publicar un comentario