domingo, 28 de julio de 2013

Es luz.



Nota cuando no está porque los silencios se vuelven vacíos. Sabe que se ha ido porque la vida de pronto pierde color. Su pulso va y viene de pronto, cuando vuelve. Sonrisas a escondidas la traicionan. Nadie sabe, nadie imagina... Pero a solas ella ríe y a veces llora. 

Llora porque no es. Llora porque quiere, porque anhela, porque espera. ¿Dónde estás ahora? ¿A quién buscan tus ojos? Y mira al cielo, aprieta los labios. Aguanta. No puede ceder porque importa demasiado. No puede abandonar porque, ¿cómo le pides a quién ha visto luz que deje de mirarla? Eso es. Luz.

Al final suenan los acordes que siempre la acompañan. 

"No me pidas que te deje de soñar 
porque si no te sueño, moriré en la realidad. 
No me pidas que te deje de mirar, 
que si no te miro... Moriré en la oscuridad."







sábado, 27 de julio de 2013

A veces, simplemente.



Se va. A veces, simplemente, no está. No necesita ni siquiera llorar. Sabe que no queda nada a la espalda. Sabe que si da un paso atrás, caerá. Sabe que en adelante nada es seguro. Que no hay más. Por eso, cuando todo da vueltas y nada tiene sentido, cuando las agujas del reloj se clavan en su alma... Se va. 

Nadie sabe qué hace, o adónde va. Y da igual. Porque cuando llega ya no es la misma. Es otra. Una distinta. Viste la misma ropa y tiene la misma voz pero hay un brillo distinto en su mirada. El no-brillo. La no-luz. Sombras. Dice que todo está bien y sonríe. Y en su sonrisa... Ahí está otra vez. Una pincelada de la que era. De la que solía ser. De la que ya no está. De la que se fue.

A veces, simplemente, muere de miedo. Se pregunta quién es y qué quiere. No sabe querer. Cuando la oscuridad empieza a asumirla, como si hubiera caído en arenas movedizas. La abraza, es suave, la va devorando poco a poco. La consume. Ella se deja abrazar porque sabe que no puede, no puede luchar. 

Por eso se va. Por eso a veces, simplemente, no está.