jueves, 15 de agosto de 2013

Para mí, cuando no estés.



Gracias por todos los sueños, por volverme loca. Porque he sonreído con cada mensaje, con cada gesto. Me he desvelado, me he desvivido. 

He llorado tantas noches. 

He acabado empapada de ojalás que ardían. 

Tu sinfonía aún me arrastra hoy a un sinfín de recuerdos, de cariño que no voy a olvidar. Escribo esto porque sé que no lo leerás. Y cuando te vayas, porque sí, cielo, al final te irás, yo podré volver aquí a sonreír con lo que hoy me haces sentir. 

Una jauría de deseos, de alegrías. Un torbellino de sentimientos. Dolor. Angustia. Y una felicidad apabullante y agotadora, una felicidad que se clava hasta el mismo tuétano y me deja sin aire. Nunca pensé que sentiría algo así. Al final todos tenían razón y el amor sí te hace creer que eres valiente. Que nada te puede hacer daño.

Excepto... Aquello que amas. 

Sé que debería quererte más como eres y menos como te quiero yo. Así, cuando te marches, el dolor será menos mío.