jueves, 28 de noviembre de 2013

Casi culpable.



Ayer fue un día demasiado. Demasiado largo, denso, amargo. Noté cómo se me iba de las manos cuando supe la verdad. Igual que aquel estúpido cinco de octubre. Noté cada parte de mi sentido común gritarme que no podía. No podía, esta vez. No ahora. El dolor de la cicatriz fue el recordatorio. Si vuelvo a desplomarme será la última vez y no puedo. Se lo he prometido a ella. Así que lloré. Lloré como nunca porque al final es lo de siempre. 

Después Jota: "es mi niña, mi hija y no quiere verme así que la voy a querer a escondidas. Hasta que me vaya." Si eso no es cariño, ¿qué lo es? Así te quiero. Y no eres la primera persona. Aunque no estés, sigo queriéndote y eso me hace fuerte.



Voy a dejar de luchar contra el dolor. Voy a invitarlo a pasar y a tomar una taza de café o dos. Quédate, no tengo prisa. Eres todo el cariño que debería irse con quien se marcha pero te quedas conmigo para no dejarme sola. No voy a lucharte. Eres parte de mí. 

Y sí. Me he prohibido volver a sentarme hacia atrás en el autobús. Siempre pensé que mirar hacia adelante da miedo porque lo ves todo más y hoy que lo hice porque ya no tengo nada que perder, descubrí que me gusta ver más aunque de miedo. Y sí. He dado rienda suelta a mi aleatorio que hoy me ha tratado con cariño. Aún no puedo escuchar Believe in love de Scorpions pero, ¿qué más da? Quizá mañana pueda. 

He sentido ganas de decirle a alguien, "¿has visto? Mira qué fuerte soy." Sí. Porque hoy ni el dolor ni el miedo me han impedido nada. NADA. Hoy el dolor es un viejo amigo y no el objetivo en la mira. Y sí. He sentido un placer casi culpable por ello. Porque soy fuerte y porque voy a poder seguir aunque se vaya mi cuarto pilar. ¿Coja? Puede ser. Heridas de guerra. Sólo me hacen más fuerte y me recuerdan lo feliz que he sido. Lo que he querido. Y sí, puede que yo no sea nada más que esto, puede que no tenga nada más. Nada más que este trocito de fuerza pero ya es más de lo que pensaba que tenía. Ya es mucho más.

Sé que volveré a llorar porque el dolor cuando quiere, mata. Sé que volveré a querer y volverán a fallar. Sé que volveré a perdonar y que pretender no sufrir es comenzar a hacerlo. Sé que no voy a dejar de querer a quien se ha ido porque cuando quiero, quiero de verdad aunque el cariño no baste, te hayas marchado y no lo hayas entendido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario