viernes, 22 de noviembre de 2013

Dash.



El ruido de las llaves y la puerta que se abre y se cierra me avisa de que ha llegado mi hermana. Finjo trabajar absorta mientras seco las lágrimas, abro mucho los ojos y me pellizco la nariz. Preparo en mi cabeza la excusa mental: "es el costipao este que se ha instalado pero bien." Al final no tengo que usarla. Ella va por la casa de aquí para allá. Se prepara. Me pregunta por mis planes a voz en grito. 

No. He decidido que hoy no iré al cumpleaños de Marta, no me encuentro bien.  Y entonces viene y cuando me mira, dos segundos, se echa a reír. No se lo traga. Ni lo del resfriado ni lo del pie, ni lo del estómago. Hago desfilar todo mi muestrario de excusas mientras ella se come un yogur y mira la tele. Hasta ese punto sabe lo que son. Cuando lo termina me mira. "Vas a ir. Aunque sea para enseñarles lo que has adelgazado." Es que no tengo ganas, confieso. "Ya." Se ríe otra vez. "Por eso tienes que ir." 

No dice nada más porque a ella no le van estas cosas. Tampoco tiene que hacerlo. "Y te voy a maquillar", sentencia.  Recuerdo las reglas de Reyes y me fuerzo a respirar. Si no dejo de hacerlo quizá salga de esta. 

Voy a dejarme llevar. Simplemente. Voy a llorar si necesito hacerlo. Voy a parar cuando no pueda más. Voy a respirar hasta que se vayan las náuseas. Voy a aguantar hasta que las cosas cambien o me haga más fuerte porque no puedo parar.  

Recuerdo a mi hermano cuando fuimos a ver los Increíbles al cine. Dash tiene el superpoder de la velocidad y cuando los malos le persiguen corre tanto que puede correr por encima del agua y mi hermano le preguntaba a mi padre: "¿por qué no se hunde?" Mi padre le contestó en voz baja: "va muy rápido. Tan rápido que puede usar el agua de apoyo pero si se para, se hundirá, ya verás." Y efectivamente, en la película sucede. Dash deja de correr y se hunde en el agua.   Así estoy yo. Si paro, me hundo. 

Por eso esta mañana cuando tenía la tentación de quedarme en la cama, como aquellos malditos seis, siete y ocho de octubre que ahora se antojan tan cercanos, me he forzado a levantarme. No puedo volver ahí. No ahora. Tengo medicinas que tomar, un horario, cosas que hacer. No puedo parar. No puedo hundirme. Si lo consigo o no... Ya veremos. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario