La patente de corso que te doy, cada día, sigue abriendo surcos en mi alma. Quizá lo tengo todo a flor de piel. Quizá la marea aún está revuelta y solo haya que esperar pero los golpes de viento no ayudan. Y el mar aún vomita con cada vuelta monstruos del pasado, naufragios, errores pasados. Por eso cuando llega la tormenta y quiebra todo lo que encuentra a su paso... Hay que salir de ahí: hay que soltar lastre.
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