lunes, 10 de febrero de 2014

Después de un mes.


Hoy cuando he recuperado esta especie de trastero de mi vida, leí la última entrada. Faltan dos días para que se cumpla un mes sin haber escrito nada aquí y no puedo decir que las cosas hayan cambiado. Sí. Lo han hecho. Pero lo cíclico del tiempo y de mi vida lo ha devuelto a su sitio antes siquiera de poder acostumbrarme. Debo decir que no es justo. No tengo muy claro que tenga derecho a quejarme pero sí ganas. Muchas ganas. De quejarme, lloriquear y vaciar el alma un poquito. Aunque quizá, después de todo, no sea este el momento ni el lugar. 

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